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LA MOCHILA

Hay dos cosas que son muy importantes para completar con éxito el recorrido. Una de ellas es un calzado apropiado. La otra es la mochila, o mejor aun, el peso de lo que llevamos dentro.

Lo que hay que tener muy claro es que vamos a realizar una marcha durante muchos días seguidos que, dependiendo de la persona, puede ser de 15 a 35 kilómetros diarios, o incluso más. Eso supone que vamos a estar muchas horas andando y que el peso que debemos llevar es el menor posible.

Hay muchos modelos y tamaños de mochilas. Ante todo, debe ser cómoda y ligera, con las hombreras ajustables. Hay mochilas que vacías ya pesan cerca de los 1.5 ó 2 kilos. Lo mejor es comprar una mochila que no sea muy grande. Entre los 35 y 45 litros está bien. Cuanto más grande sea la mochila, más cosas tenderemos a meter, por lo que más pesará.

Se suele aconsejar que la mochila y su contenido no debe pesar más del 10% de nuestro propio peso, aunque muchas veces no es fácil cumplirlo. Según ésto, una persona que pese 75 kilos, debería llevar como mucho 7.5 kilos de peso. Este valor del 10% es sólo una referencia, y no debemos olvidar algo más importante, que es llevar lo méramente imprescindible para que el peso de la mochila sea lo menor posible. Si conseguimos llevar un 6% o un 8%, mejor que mejor.

Pero, ¿qué es "lo méramente imprescindible"? La respuesta es fácil, pero no siempre es sencillo llevarlo a la práctica. La consideración de lo que es imprescindible, y de lo que no lo es, es algo subjetivo de cada persona. Por ejemplo, para algunas personas es vital llevar la cámara de fotos. Sin embargo, para otras no lo es tanto, y sí tal vez, llevar un libro para pasar el tiempo tras la etapa. Podemos decir que lo méramente imprescindible es aquello de lo que tenemos la seguridad de que realmente lo necesitamos y que lo vamos a usar en el día a día.


Dias antes de salir, es conveniente preparar la mochila para comprobar el peso que vamos a llevar. Haciendo la prueba, deberíamos meter todas las cosas que pensamos llevar, como el saco de dormir, la ropa de recambio, mudas, toalla, sandalias, etc. La pesamos y tal vez pensemos que no pesa tanto, y que está dentro del límite del 10% que hablábamos antes. Pero ojo, se suele cometer el error de comprobar el peso con el saco, la ropa, las mudas, etc, pero no con todos los accesorios, y son éstos lo que poco a poco pueden añadir al peso inicial entre 1 y 2 kilos adicionales. Estamos hablando del cargador del móvil, del cargador de la cámara (si la llevamos), de la navaja, de las cosas de aseo, del cargador de pilas, del reproductor de MP3, del bote de protector solar, del bastón, etc, etc.

Si llenamos la mochila con todo, incluyendo los accesorios que vamos a llevar, y si al hacer la prueba de peso, vemos que tal vez llevamos demasiado, entonces es hora de hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué quitamos? Lo primero que debemos quitar son las cosas de "por si acaso". Estas cosas son aquellas de las que no estamos seguro que vamos a usar pero que las añadimos por si acaso resultara que nos hiciera falta en un determinado momento o que surgiera un imprevisto. Por ejemplo, tal vez llevemos una tobillera por si acaso nos torcemos el tobillo, o una pomada por si acaso tenemos una rozadura, ó un libro de 400 páginas por si acaso nos aburrimos, etc.

Hay que tener en cuenta que no nos vamos a ir a hacer una travesía por el desierto ni por una zona deshabitada, por lo que si surge un imprevisto, siempre podemos adquirir lo que necesitemos en alguna tienda o farmacia. Es verdad que dependiendo del camino y de la zona, puede que no encontremos eso mismo que necesitamos, pero creo que no merece la pena cargar con cosas que no sabemos si vamos a usar. Nuestros pies nos lo van a agradecer.


Existen algunas diferencias entre las cosas que llevamos si el camino lo vamos a hacer en primavera/verano a si lo vamos a hacer en otoño/invierno. Por ejemplo, en verano el saco de dormir suele ser ligero o de tipo sábana, mientras que en invierno es conveniente llevar un saco más grueso, porque en muchos albergues o refugios no hay calefacción o carecen de mantas. En invierno, se va a llevar más ropa, ya que no sólo hay que tener en cuenta el frío, sino que además, tenemos que tener en cuenta otros factores, como el que no pare de llover en varios días, que tal vez no podamos lavar la ropa y que si lo hacemos, tal vez no se vaya a secar rápido.

Propuesta (orientativa) de cosas para llevar entre Mayo-Septiembre:

Propuesta (orientativa) de cosas para llevar entre Octubre-Abril:

En esta propuesta de listado de cosas se podría añadir el móvil, sin el que parece que ya no podemos vivir, o la cámara de fotos, o algunas otras cosas...





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